Written by Arquitectura

El diseño como un todo

Autor: Arq. Mario A. Castro Calderón.
Universidad de las Américas, Puebla.

Parte 0: En Resumidas cuentas

Conforme pasan los años, veo el fenómeno del diseño como algo cada vez más arraigado a la existencia. Propio de las mentes que buscan el cambio en nombre de la mejora, y como en todo en la vida, el éxito de ese diseño, está sujeto a la capacidad de observación y aprendizaje de quien desarrolla el trabajo creativo en sí.

Diseñar no se limita a lo material: diseñamos leyes, noticias, ideas. Creamos conciencias, costumbres, ideologías… nos damos a la tarea de diseñar la vida, la sociedad y la interacción con nuestro planeta (para bien o para mal) tal y como lo conocemos.

Parte 1: De qué se trata diseñar?

Varios años atrás, durante una capacitación para impartir unos cursos de la Nueva Academia de Bellas Artes de Milán, sucedió un despertar muy interesante a la manera que teníamos de ver el diseño en sí. Ésta Actividad (el diseño), se había convertido en algo global; en algo que se interconectaba de una manera tan íntima y profundamente a todas las actividades e ideas humanas, al paso de los años, y a la vida misma por mencionar pocos aspectos.

Si prestamos atención al mundo en el que vivimos, nos encontramos con un lugar lleno de objetos, de lugares, de naturaleza, seres vivos, y una infinidad de (a falta de un calificativo mejor) aventuras sensoriales, en los que se involucran todos nuestros sentidos, en donde todo nos comunica algo, todo tiene un propósito; una estructura, una forma y una función. Desde los bocadillos con los que usted consume una bebida caliente, el sonido de cierto calzado cuando es usado sobre un tipo específico de piso, la luz con la que se empapa un lugar en especial, el olor del jardín por la mañana… todas las cosas con las que tenemos contacto, generan un momento emotivo que tiene grados distintos de conexión con la gente (obvio es, que dependiendo de nuestro propia idealización, hay eventos que mejoran esa empatía). Ese tipo de conexión es lo que busca un buen diseño; conexión entre una circunstancia o evento, y una función o propósito a cumplirse, por medio de una estructura física o ideológica, que funge de herramienta para realizar ese propósito.

Existimos en un mundo diseñado en (la mejor de las suertes) una especie de colaboración (que claro está, podemos mejorar como intervención) entre la naturaleza y el ser humano.

Hallamos mucha inspiración en los diseños a partir de objetos naturales: de ahí el uso de la sección aurea, el número dorado, los órdenes griegos, las secuencia de Fibonacci, etc. pero nuestra naturaleza industriosa, curiosa, creativa; de cambio y evolución a los tiempos. Esa esencia que nos lleva a los caminos que recorremos hoy, a innovar, a mejorar y facilitar las tareas diarias con espacios más limpios, con tecnologías más amigables, con menor uso de energía, y sobre todo con un impacto mejor logrado. En la complejidad del sistema: Diseñando un mañana menos complejo.

Diseñamos para que ocurra un cambio, para establecer una mejora en algún campo: más cómodo, más amigable con el ambiente, más amigable con el bolsillo, mas durable, más ligero… con más inteligencia para aportar nuevos valores a las cosas existentes.

Parte 2: Yo diseño, yo soy diseño

Según Oxford Languages: “el diseño es la actividad creativa que tiene por fin proyectar objetos que sean útiles y estéticos”. El diseño afecta directamente nuestra vida, y afecta o reafirma el concepto que tenemos del diseño de nosotros mismos. Sí, todos tenemos un concepto general o específico de nuestro diseño de nuestro propio ser.

Todo lo que nos rodea fue diseñado por alguien más, y este diseño fue inspirado en algo diseñado previamente. No existen la ideas huérfanas, o aquellas que carezcan de algún caso análogo de dónde surge la solución. No pongo en duda la originalidad humana, porque la capacidad de adaptar y adoptar soluciones a nivel técnico, material, forma, función, concepto y demás tiene un peso enorme en sí mismo. Expongo más bien lo fundamental que es para un buen diseño: la capacidad de observación en cada uno de los participantes de ese proceso creativo en cuestión.

Establecidos en que en nuestro mundo, las cosas, tanto naturales como artificiales tienen un diseño y un propósito, encontramos que a partir de los detalles; de la ropa que usamos, el tipo de tela, el largo de mangas. De los espacios de nuestra casa, la decoración que hay, el tipo de cama, el color de la luz… aunque haya mucho de dónde elegir, las combinaciones que hacemos nos van identificando de modos muy curiosos: dentro de un grupo, pero individuales.

Nosotros diseñamos, pero nos vemos asistidos por el diseño de otras personas.

Comencemos por lo mas evidente: Elegiremos las prendas de vestir que usted o yo usamos en este momento. Estas prendas son diseñadas por alguien más, por muchas inteligencias, con recursos distintos, en lugares diferentes, y que no necesariamente son compatibles culturalmente entre ellos o nosotros, y sin embargo, la combinación de marcas, colores y estilos nos ayudan a forjar la imagen de como nos presentamos y reflejamos ante el resto del mundo.

Este reflejo no sólo es en lo visual. Abarca todo el espectro emocional y sensorial del ser humano, y que elegimos según es nuestra idea de qué y cómo somos: Alguien más diseñó la música que escuchamos y los libros que leemos. Alguien diseñó nuestra película favorita, la serie del momento, nuestro platillo favorito… nuestro diseño de nosotros mismos nos indica nuestro vocabulario, nuestros pasatiempos, nuestros gustos, los lugares a donde vamos y los que evitamos, nuestro color favorito, los idiomas que aprendemos, etc.

 

La imagen de nosotros mismos es un diseño que igualmente va evolucionando, no vestimos, comemos, hablamos, leemos o escuchamos lo mismo que hace diez años, y también será diferente dentro de cinco años más. Nuestro diseño se adapta a los tiempos que corren y a nuestra propia capacidad de sobrellevar esos tiempos, diseñando estrategias para lograrlo, por sencillas o complicadas que sean, se vuelven vitales para nuestra propia conservación.

En este plano de existencia, en donde diseñamos con nuestra presencia, desde lenguajes y diseños creados con anterioridad; buscamos innovar desde nuestra capacidad de observación para que las cosas que hacemos estén bien estructuradas, y mediante una forma, un vehículo, puedan cumplir con una función bien lograda

Parte 3: Para quién diseño yo entonces?

El mundo en el que vivimos está diseñado en muchos aspectos por otras personas; la información, el entretenimiento, los espacios y casi todo lo que nos rodea. Muchas de estas soluciones fueron sometidas a pruebas de distintas índoles, como la de resistencia del material, aceptación de la gente, controles de calidad, pruebas de clima, de usuarios, de condiciones etc.

La gente creativa tiende a ver el diseño de las cosas en distintos planos, hacen las relaciones de los argumentos, no en términos de bueno o malo, sino en características apropiadas o no apropiadas según el propósito de lo que se quiere lograr.

Es más exacto en esos casos visualizar un diseño como si es o no es lo que se está buscando, ya que así no se descalifica un material o elemento por haber fallado antes en alguna aplicación, se cataloga como no adecuado para un propósito, pero se vuelve reelegible para un diseño posterior. Esto ayuda a ubicar mejor este recurso en el mapa mental de un diseñador.

Muy en lo personal, he tenido visualizada esta imagen de “la mente del creativo”. Por años la he comparado con estas pizarras llenas de hilos, imágenes, recortes de periódico y otros, como los que aparecen e los filmes policiales. Estos mapas que van relacionando eventos, personas y lugares… cualidades, formas, resistencias, relaciones culturales, propósitos y mil cosas mas que pueden aparecer en nuestra propia pizarra mental. Y es que aprende uno con el pasar del tiempo que todo está conectado entre sí, porque el diseño de las cosas se hace mediante la elección de un lenguaje para que esa comunicación se realice por el canal mas adecuado.

Estos mapas mentales, estas relaciones que establece uno de modo cuántico entre lugares, materiales y conceptos, aterrizan en la creatividad y en el diseño en favor al cumplimiento de un propósito. No existen las ideas huérfanas, todo concepto tiene un predecesor en al menos un contexto distinto. Se puede diseñar para la gente, para los animales, para todos los seres vivos o incluso para un monumento en piedra si es el caso. Lo realmente importante es que mediante la estructura (el material, el lugar, el contexto, la gente, el concepto…), se logre una forma (el cerramiento, el producto, el documento, la prenda…) que permita que la función o propósito se cumpla de modo razonable, y que este propósito traiga consigo mejoras en la existencia de quienes van a disfrutar de ese cambio

Somos en muchos aspectos nuestro propio diseño asistido por gente y contexto. Somos también parte de esa gente y contexto que ayudamos a diseñar a los demás y a todo lo que nos rodea. Todo está entrelazado.

Parafraseando al maestro Renzo Piano, en una de sus charlas TED talks de 2018, dijo: “diseñar mejores ciudades para mejores ciudadanos”. Esto implica un mejor diseño de nosotros mismos, en función a una mejor convivencia para con quienes nos rodean, y para con nuestro contexto.

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